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Entendiendo el duelo: Tipos y fases de duelo

¿Qué es el duelo?

El duelo es un proceso de adaptación que se genera cuando vivimos una pérdida de algo o alguien significativo en nuestra vida. A menudo, pensamos en el duelo cuando se produce el fallecimiento de un ser querido.

Sin embargo, hay muchos tipos de pérdidas: una ruptura sentimental, mudarnos, pérdida de capacidades mentales y/o físicas, perder una amistad, cambios vitales, crecer (madurar), perder un trabajo…

El duelo, por sí mismo, es una respuesta natural (no patológica) y necesaria para habituarnos a esta nueva situación tras vivir la pérdida. Es una respuesta universal, es decir, que experimentamos todas la personas en algún momento. Todo cambio lleva consigo una pérdida, y toda pérdida conlleva un cambio. Y aunque el cambio y la pérdida son algo inherente a la vida, no quiere decir que sea fácil, pues requiere readaptarnos a una nueva situación para integrar la pérdida y la ausencia que deja. Suelen experimentarse:

  • Respuestas físicas, como insomnio, fatiga, pérdida de apetito, insomnio, pesadillas, llanto.
  • Respuestas emocionales, como la tristeza, la culpa, vacío, ansiedad, enfado, impotencia, desesperación, miedo, soledad o desesperanza.
  • Respuestas cognitivas, como problemas de concentración, rumiaciones o pensamientos repetitivos en torno a la pérdida.
  • Respuestas conductuales, como el aislamiento o retraimiento social.

No hay una regla fija sobre cuánto tiempo tiene que transcurrir para procesar una pérdida. Depende de muchos factores como la magnitud de la pérdida, el apoyo social y profesional que recibamos, las circunstancias de nuestra vida y nuestros propios recursos personales.

Tipos de duelo

Podemos realizar distintas clasificaciones de tipos de duelo, entre los que podemos encontrar:

  • Duelo funcional, el más frecuente. Con el tiempo, la persona termina adaptándose y procesando la pérdida, y la intensidad de las emociones baja.
  • Duelo anticipado. Aquel que se da antes de la propia pérdida, ante la expectativa de que se produzca en el futuro. Por ejemplo, cuando se diagnostica una enfermedad terminal de un ser querido. Puede ser protector, ya que nos prepara para la pérdida.
  • Duelo congelado o retardado. Se le conoce también como duelo inhibido o pospuesto. No logramos expresar nuestras emociones y se prolonga la sensación de embotamiento afectivo, ya que nos cuesta reaccionar a la pérdida.
  • Duelo ambiguo, cuando se experimenta la pérdida de forma incompleta o incierta. Por ejemplo, cuando no se llega a confirmar la muerte tras una desaparición.  
  • Duelo complicado o patológico. Habitualmente, los procesos de duelo pueden prolongarse entre 6 y 12 meses, aunque este es un rango orientativo, ya que cada proceso es diferente y cada persona tiene sus tiempos. ¿Cuándo se considera un duelo complicado? Cuando la intensidad de las respuestas ante la pérdida es muy alta, cuando se produce un enquistamiento de este dolor (y, por ejemplo, nos quedamos “anclados” en una fase del duelo durante mucho tiempo) y cuando comienza a interferir de forma significativa en nuestro funcionamiento (es decir, cuando no nos permite realizar adecuadamente las actividades de la vida diaria). En estos casos, es recomendable pedir ayuda.

Fases de duelo

La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross propuso un modelo para explicar las distintas fases que solemos experimentar en un proceso de duelo:

  1. Negación

La primera fase es la de negación de la realidad, ya que no podemos asumir esta pérdida. La pérdida es tan abrumadora y se siente con tanta intensidad que sentimos una desconexión de lo sucedido. Esto nos ayuda a poner distancia en este momento y darnos tiempo para poder afrontar la pérdida y todo lo que conlleva.

  • Enfado

En esta fase, empezamos a ser más conscientes de lo que ha ocurrido y nos surge el enfado o la ira; con irritabilidad, sentimientos de injusticia y de frustración. Pueden aparecer pensamientos como: “Esto no es justo”, “¿Cómo es posible que me pase esto?”, “¿Por qué a mí?”, etc. Puede manifestarse de distintas formas, volviéndose esta rabia hacia los demás, hacia el mundo o hacia uno mismo, o incluso hacia aquello o aquella persona que perdemos.

  • Negociación

En la fase de negociación, se intenta posponer o revertir la pérdida, resistiéndonos a ella. Intentamos pactar con nosotros mismos, con el entorno o con un poder superior, ya que intentamos buscar soluciones para evitar la pérdida y reducir el dolor.

  • Dolor emocional

En esta fase, se producen sentimientos muy profundos y dolorosos de tristeza. Se produce una bajada del estado de ánimo, y es habitual encontrar sentimientos de soledad y desesperanza. Aunque algunos autores lo denominan la fase de depresión, no significa necesariamente que se manifieste una depresión clínica. Como hemos visto, el proceso de duelo no es patológico por sí mismo.  

  • Aceptación

La última fase es la de aceptación de la pérdida. Es el momento en que dejamos de resistirnos a la idea de la pérdida y nos adaptamos a ella. La aceptación no significa que no nos produzca dolor la pérdida ni que haya olvido, sino que la intensidad del dolor disminuye y nos volvemos a incorporar gradualmente a las actividades de la vida diaria.Aprendemos a convivir con la pérdida.

El objetivo final no es olvidar, sino adaptarnos a la pérdida y a la ausencia, y poder recordar la pérdida sin notar tanto dolor.

Aunque hay diversos estudios científicos que muestran que suelen darse estas reacciones cuando afrontamos una pérdida, se ha observado que no suele darse una evolución lineal pasando por cada fase de forma ordenada. Es más, lo más habitual es que estas reacciones se sobrepongan una con otra, e incluso algunas puede que no lleguen a darse.

También, es común que pasemos varias veces por una fase, y oscilar, por ejemplo, de la ira a la negociación, y luego otra vez a la ira. El duelo suele tener estos altibajos, lo que puede darnos la sensación de que damos un paso atrás, cuando la realidad es que es parte de nuestro proceso.

Que el tiempo lo cura todo es un mito, lo importante es qué hagamos con ese tiempo. El duelo duele, como se suele decir, pero aunque sea un proceso difícil, no significa que tengamos que pasar por ello solos. Y si lo necesitas, pide ayuda.