Hace referencia a los problemas que presentan algunos niños para controlar los esfínteres tanto de día como de noche, del control urinario (enuresis) o fecal (encopresis). 

Se comienza a considerar un trastorno cuando se ha pasado el momento en el que el niño ha adquirido un control en la vejiga, pero aun así sigue sin controlarlo en todos los momentos del día. 

En estos casos, el primero paso que debe dar la familia es descartar que se debe a una causa médica. Una vez descartado es importante valorar porque está ocurriendo, ya sea por razones emocionales derivado de situaciones complicadas para el niño, como un divorcio, cambio de colegio, nacimiento de un hermano, dificultades económicas etc, o por factores relacionados con el sueño, entre otras. 

Se considera enuresis cuando el niño no controlar la orina durante el día o la noche, de manera involuntaria o intencionada, después de los cinco años.

Para poder diagnosticar enuresis es importante que aparezca con una frecuencia de 2 episodios semanales durante tres meses consecutivos, o que interfiera en el desarrollo social o académico del niño. 

La encopresis, hace referencia a la emisión repetida de heces en lugar inapropiados de manera voluntaria. Estos episodios tienen que aparecer al menos una vez al mes durante 3 meses o que generar un malestar clínicamente significativo.

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