El concepto de amor romántico surge como una forma de idealizar y establecer unas reglas de lo que es el “amor verdadero”. Podemos llegar a aceptar estas reglas como verdades absolutas y universales, ya que aparecen habitualmente en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, la idea de que tener pareja es un indicador de éxito y, por tanto, una meta a la que aspirar. Así, cuando nuestra experiencia no cuadra con estas reglas, puede generarnos un conflicto interno y malestar (si no tenemos pareja, podemos llegar a experimentar una sensación de soledad y de fracaso que, en última instancia, nos puede afectar a nuestra autoestima y a nuestro estado de ánimo).

Por tanto, es importante darnos cuenta de cuáles son estas creencias que muchas veces no ponemos en duda, pero que pueden estar interfiriendo en nuestro propio bienestar.
Entre estos mitos del amor romántico, encontramos:
- El amor todo lo puede
Uno de los mitos más extendidos es creer que el amor es omnipotente, que lo puede todo y que, si hay amor verdadero, los obstáculos no deben influir en la relación de pareja. Sin embargo, al aceptar esto, se pueden normalizar y justificar ciertos comportamientos dañinos para nosotros o para la relación de pareja. Además, hay personas que, por mucho que se quieran, no les hace bien estar juntas (por ejemplo, si tienen diferentes expectativas en la vida y en lo que esperan de una relación).
- El amor te cambia
Otro de los mitos, que tiene mucho que ver con el mito anterior, es la idea de que el amor nos cambia (el amor transforma los sapos en príncipes azules, un beso de amor verdadero nos despierta de un sueño eterno, el amor transforma a una criada en princesa…). Si aceptamos que “el amor todo lo puede”, podemos llegar a pensar que las personas cambian por amor. Esto podría llevarnos a aceptar y tolerar comportamientos y actitudes de la pareja dañinos, algunos de los cuales pueden basarse en el chantaje (“si no me perdonas, es porque no me quieres”), desde la esperanza de que “cambiará porque me quiere” y la convicción de que los conflictos se solucionarán por sí solos.
- La media naranja
Se suele decir que existe una única pareja ideal para nosotros que, de alguna forma, estamos predestinados a conocer. En realidad, somos personas completas por nosotras mismas. Si pensamos que tenemos a una única persona predestinada, podemos llegar a sentir una pérdida irreparable por una ruptura sentimental, y sentimientos de soledad, frustración, abandono…; ya que presuponemos que solo existe un amor para toda la vida.
- La fusión amorosa
Este mito se basa en la idea de que tenemos que saber lo que piensa, siente o hace nuestra pareja en todo momento, o que hay que hacer todo juntos. No obstante, es sano tener nuestro propio espacio, nuestros propios planes y grupo de amigos, y dedicar un tiempo a hacer actividades por separado. Esto no significa que no haya amor o que haya menos, sino que cada uno tenemos nuestra propia identidad y no dejamos de ser nosotros por estar en una relación.
- El deseo es exclusivo
Esta es la creencia de que solo podemos sentirnos atraídos y desear a nuestra pareja. A lo largo de nuestra vida, vamos a conocer a muchas personas y es normal que nos podamos sentir atraídos por otras personas que no sean nuestra pareja.
- El emparejamiento
Aceptar la creencia de que tener pareja es algo universalmente válido para todas las personas puede dar lugar a conflictos internos en aquellas personas que se salgan de esta norma (personas solteras, personas poliamorosas…) o de rechazo hacia personas que se salgan de esta norma. Además, la importancia que se atribuye socialmente a tener una relación suele dar lugar a la idea de que es mejor mantener una relación de pareja aunque nos perjudique que no tener relación de pareja alguna.
- La pasión es eterna
Esta es la creencia de que la intensidad de la pasión de las primeras etapas de la relación amorosa debe durar siempre. Sin embargo, la pasión fluctúa y, por ello, puede ir variando en intensidad según el momento de la persona y de la pareja.
- Los celos
Hay una idea muy arraigada de que los celos son un signo de amor, que “si tiene celos, es porque me quiere” o “si no tiene celos, significa que no le importo”. En ningún caso los celos son una manifestación de amor, de interés o de preocupación; los celos surgen de la desconfianza, se cimientan en el miedo y la inseguridad. No todos los celos en pareja son iguales, pero los celos pueden llegar a afectar de forma negativa a la relación, provocando conflictos y, en ocasiones, derivando en comportamientos de control sobre la pareja.
- Quien te quiere te hará sufrir
Se dice que no hay amor sin sufrimiento, o que el amor es una fuerza poderosa que, en ocasiones, se descontrola y puede hacer daño. Para algunas personas, amar significa sufrir, y se encuentran “atrapadas” en relaciones que afectan negativamente a su bienestar emocional. Aunque el amor y el afecto pueden variar en intensidad a lo largo de la relación, no justifican, en ningún caso, un descontrol que lleve al sufrimiento y al
daño de la otra persona. No por sufrir más nos van a querer más, igual que no por sufrir más significa que nos quieran más.
Estos mitos y estereotipos no son producto de la casualidad: los generan tanto los medios de comunicación como las mismas personas que los aceptamos sin cuestionarlos. Cuando tenemos estas ideas bien instauradas, pueden afectar a nuestras relaciones de pareja y a cómo entendemos las relaciones, a aceptar ciertos comportamientos y actitudes que pueden estar interfiriendo en nuestro bienestar, y a no poder alejarnos de aquello que nos está perjudicando. Por ello, es importante hacernos conscientes y saber identificar estas creencias, entender cómo pueden estar influyéndonos, y aprender a ponerlos en duda. Recuerda que el amor, cuando es real, no hace daño.
